Después de ser descubiertos en 1912, los aceros inoxidables, o simplemente aceros inox, fueron estudiados en mayor profundidad para que fuera posible utilizar un material que resistiera mejor la corrosión común de los aceros. Estos aceros se forman a partir de la combinación de dos elementos químicos principales: hierro y cromo. Además de presentar una mayor resistencia a la corrosión (óxido), estas aleaciones, ampliamente utilizadas en la industria, dieron lugar a productos con diversas características.
Entre los diversos tipos de acero inoxidable, destacamos:
Martensíticos: son esencialmente aleaciones de cromo. Son ferromagnéticos, endurecibles mediante tratamientos térmicos y generalmente resistentes a la corrosión en ambientes menos agresivos. El contenido de cromo se encuentra en el rango del 10,5% al 18%, y el contenido de carbono no debe superar el 1,2%. La combinación de carbono y cromo puede aumentar la resistencia al desgaste, como en el caso de las hojas de cuchillos. Otros elementos pueden agregarse para mejorar la resistencia a la corrosión, la tenacidad y la maquinabilidad. Ejemplos de estos aceros son el 410 y el 420.
Austeníticos: son aceros no magnéticos y solo pueden endurecerse mediante trabajo en frío. Por lo general, tienen excelentes propiedades criogénicas y buena resistencia a altas temperaturas. El contenido de cromo suele variar entre el 16% y el 26%; el níquel y el manganeso pueden estar presentes en hasta un 15%. El molibdeno, el cobre, el silicio, el aluminio, el titanio y el niobio pueden agregarse para conferir ciertas características, como la resistencia a la oxidación. El azufre se puede agregar a ciertas aleaciones para mejorar la maquinabilidad. Ejemplos de estos aceros son el 304, 304L, 316 y 316L.
Ferríticos: el contenido de cromo en estos aceros suele oscilar entre el 10,5% y el 30%. Algunos grados pueden contener molibdeno, silicio, aluminio, titanio y niobio para conferir características particulares. El azufre se puede agregar, al igual que en los martensíticos, para mejorar la maquinabilidad. Las aleaciones ferríticas son ferromagnéticas, es decir, son atraídas por los imanes. Pueden presentar buena ductilidad y conformabilidad, pero a altas temperaturas, las resistencias son relativamente bajas en comparación con los grados austeníticos. La tenacidad puede verse ligeramente limitada a bajas temperaturas. Ejemplos de estos aceros son el 409, 430, 439 y 441.
Ante tantas variedades, surgen varios mitos. Uno de ellos afirma que los imanes no atraen al acero inoxidable y, si esto ocurre, el acero no es puro. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, esto no es cierto. Todos los aceros inoxidables de las familias ferríticas y martensíticas, por ejemplo, son magnéticos. El hecho de que un imán atraiga o no al acero inoxidable no determina la pureza del material, sino que diferencia su composición química.
Dado que se trata de una aleación metálica y no de un metal compuesto por un solo elemento químico, no es posible afirmar si el acero inoxidable es puro o no. Después de todo, los aceros inoxidables se pueden producir a partir de diversas combinaciones de elementos. Y es en la complejidad de las composiciones químicas donde se produce el acero inoxidable de mejor calidad, garantizando excelentes propiedades según la aplicación y las condiciones de uso del producto final, con un enfoque en la calidad, resistencia y durabilidad.
Acerca de Tuper
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